El vino acompaña al ser humano desde la antigüedad. Es conocida su producción y consumo tanto en el Antiguo Egipto como en la Grecia Clásica y la Roma Imperial. En la península ibérica hay vestigios del cultivo de la vid y la producción de vino desde el siglo VI A.C., sobre todo en el suroeste de la península aunque probablemente su implantación como cultivo fuera anterior de manos de los fenicios. En resumen, es un cultivo, el de la vid, y una bebida, el vino, que enraíza directamente con nuestras tradiciones y costumbres.
Fruto de esa ancestral tradición, hasta hace unos años era un sector algo envejecido, con baja implantación tecnológica y métodos muy rudimentarios tanto de control como de seguimiento de la explotación. Sin embargo, desde hace unos años se ha iniciado un proceso de transformación tecnológica. Esa transformación comenzó por las bodegas, donde progresivamente se han ido implementando métodos novedosos de procesamiento de la uva y un control exhaustivo del producto mediante métodos de todo tipo (físicos, químicos,…). También se ha producido una renovación de los profesionales del sector, registrándose incorporaciones de jóvenes entre 25 y 35 años (Millenials) al sector, lo que abre infinidad de oportunidades de aplicar soluciones tecnológicas al sector.
Dentro de esa tecnificación de los procesos relacionados con la producción del vino, faltaba dar un paso, en lo tocante al control de la maduración de la uva en el campo, en la vid. Hasta ahora se ha venido haciendo por métodos tradicionales que, cuando necesitaban algún grado de tecnificación, requerían llevar una muestra de la materia prima a la bodega, para su posterior análisis.
A partir de esta situación nace Grapecheck, un proyecto que concentra sus esfuerzos en proporcionar a este grupo de viticultores un sistema que permita realizar controles de maduración in-situ, aplicando una serie de tecnologías no frecuentes en este mercado, y que permite que tanto viticultor como productor de vino tengan acceso a esos datos de forma remota en tiempo real y con la trazabilidad necesaria.
Propuesta de valor de Grapecheck.
Este proyecto nació en el Centro Universitario de Mérida de la Universidad de Extremadura y ha sido objeto de dos Trabajos Fin de Grado de estudiantes del Grado en Ingeniería Telemática, además de obtener el reconocimiento al mejor proyecto Yuzz Almendralejo en la edición de 2016.
En concreto, trata de incorporar las tecnologías relacionadas con Internet de las Cosas (IoT) y BigData al estudio de la madura de la uva. Para ello se ha diseñado un sistema de medida, portátil y autónomo, de varios parámetros relacionados con la maduración de la uva (grados BRIX, pH, Color). El sistema se controla mediante una aplicación del Smartphone del viticultor y automáticamente gestiona el tratamiento y publicación de los parámetros de maduración medidos.
El equipo que desarrolla este proyecto está constituido por:
- Pedro Pardo Fernández: Doctor en Ciencias Físicas y profesor del Centro Universitario de Mérida, con gran experiencia en investigación en colorimetría y sistemas ópticos. Director y codirector respectivamente de ambos trabajos fin de grado.
- Héctor Sánchez Santamaría: Doctor en Informática y profesor del Centro Universitario de Mérida, con gran experiencia en investigación y desarrollo de sistemas informáticos y codirector de un trabajo fin de grado.
- Carlos Esperilla Mesías: Graduado en Ingeniería Telemática con Master en Desarrollo y Tecnología móvil. Cuenta con 2 años de experiencia profesional como desarrollador de software y vinculación familiar con el sector agroalimentario.
- Alejandro Visiga Hernández: Graduado en Ingeniería Telemática, con experiencia en el desarrollo de prototipos utilizando herramientas de prototipado rápido.
- Pedro López Moreno: Diplomado en Ciencias Empresariales, vinculado al sector agroalimentario de forma directa.
Sigue la evolución del proyecto a través de: @GrapeCheck y @CatedraTEF_UEx