Internet de las Cosas como Servicio Público

El concepto «Internet de las cosas» ha llegado para quedarse. En el día a día de los consumidores esta nueva forma de hiperconexión supone la automatización de la vida cotidiana.

Pero no sólo hablamos del ámbito personal en el que el Internet de las Cosas puede programarnos el centrifugado de nuestra lavadora antes, incluso de que lleguemos a casa. Esta herramienta va más allá y puede suponer una gran diferencia en nuestra forma de entender los servicios públicos.

Y es que esa automatización de la que hablábamos antes también puede aprovecharse para iluminar las calles sólo cuándo y dónde lo necesite un viandante.

¿Imagináis cuánto se podría ahorrar en consumo? Y esto sólo sería el primer paso. ¿Quién nos dice que con la hiperconexión y el Big Data no se podría gestionar el estado del tráfico o avisar a la policía cuando estén agrediendo a alguien en plena calle?

Una idea que ya ha pasado por la cabeza de Sensity Systems, una pequeña start-up que construye y gestiona redes inteligentes de iluminación.

«Hemos hecho gran cantidad de pruebas, pero todavía nadie ha pedido que instalemos todo en su ciudad», ha explicado Hugh Martin, presidente ejecutivo de Sensity.

Aunque de momento, la compañía ya ha instalado sus sistemas en Newark, Bngalore, India, Adelaide, Australia y Albertslund (Copenhague).

Farolas

De la iluminación al servicio público

Pero Sensity no es la única compañía interesada en este sector dominado por las luces, los sensores y el software. Muchas empresas tratan de reemplazar los accesorios de alto consumo de energía por luces que no sólo se activen de forma automática sino que también reciban y transmitan datos sobre su propio estado y el de su entorno.

Y es que las posibilidades son ilimitadas. Estos sensores podrían mostrar el movimiento de los transeúntes, la congestión del tráfico, los contaminantes en el ambiente o las agresiones en la vía pública. Por no hablar de las ventajas para el comercio como la detección de usuarios que se paren a mirar determinados escaparates.

Todos estos proyectos para ciudades inteligentes pueden utilizar las farolas como una infraestructura inalámbrica que coordina los servicios públicos. Una nueva forma de reorganizar una ciudad que puede ayudar a sus habitantes hasta a encontrar aparcamiento.

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