Extremadura cuenta con 41 operadores homologados por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) para el uso de drones, la mayoría de ellos centrados en levantamientos topográficos y fotogrametría, una técnica que permite obtener mapas y planos de grandes dimensiones.
La AESA se encarga de la regulación de las operaciones con drones de hasta 150 kilos de peso y tiene homologas a 2.104 entidades de toda España, entre ellas la Junta y la Universidad de Extremadura, según el registro actualizado a fecha de 21 de abril.
Por encima de ese peso, la encargada de las aeronaves pilotadas por control remoto, los llamados drones o RPAS, es la European Aviation Safety Agency (EASA).
El operador debe de tener un seguro de responsabilidad civil a terceros para cada aeronave y actividad, al margen de la formación teórica y práctica y el certificado médico que se exige al piloto.
Los drones no pueden volar sobre núcleos urbanos, aglomeraciones de personas, por la noche, en espacio aéreo controlado y a más de 120 metros de altura (400 pies), entre otras restricciones que marca la AESA. Si se quiere volar el aparato dentro del alcance visual del piloto, la distancia entre éste y el dron no puede superar los 500 metros.
Más allá de su visión, la aeronave no puede superar los dos kilos de peso y hay que solicitar un permiso al Departamento de Coordinación Operativa del Espacio Aéreo (COP). Las sanciones por incumplir la normativa pueden llegar a alcanzar los 4,5 millones de euros.
Los 41 operadores extremeños, 39 de ellos empresas, se dedican a actividades de investigación y desarrollo, además de a tratamientos aéreos y fitosanitarios. En este apartado se incluyen las actividades de lanzamiento de productos para extinción de incendios. A ello se une la observación y vigilancia aérea, labores en las que entra el seguimiento de incendios forestales, además de trabajos de emergencia, búsqueda y salvamento. También se dedican a la publicidad aérea, la exploración meteorológica o geológica, y a la calibración de equipos de radio o televisión.
El Servicio de Regadíos de la Junta de Extremadura ha adquirido un dron hexacóptero que lleva acoplada una cámara multiespectral para su programa Red de Asesoramiento al Regante (REDAREX plus). Este programa permite determinar el momento y tiempo de riego adecuado para cada cultivo y tipo de instalación con el fin de mejorar la eficiencia en el uso del agua y la energía, ha informado a Efe la Consejería de Políticas Agrarias. Se basa en la combinación de los datos que ofrece la red de estaciones agrometeorológicas y en la simulación virtual del desarrollo de los cultivos. Este segundo factor en ocasiones no se ajusta a la realidad y el dron ayuda a mejorar la exactitud de los cálculos. Esta iniciativa de asesoramiento al regante en parcela es pionera en España, según la Junta.
La empresa Agrodrone, de Badajoz, hace un trabajo similar para que los agricultores rieguen y fertilicen mejor. Su director técnico, Rafael Fortes, ha indicado a Efe que cuentan con un dron de dos kilos de peso, encargado a medida de sus necesidades al fabricante, que está dotado de dos microcámaras que ayudan a corregir los planteamientos teóricos. Una de ellas mide la temperatura del cultivo, ya que si es alta es síntoma de que sufre estrés hídrico, y la otra recoge el color de la vegetación de una forma que no percibe el ojo humano. Ello ayuda a detectar si la planta padece un problema nutricional, ha apuntado Fortes.
A su juicio, el tramite para conseguir la homologación como operador y el carné de piloto es «muy complejo», porque no se puede poner un aparato en «manos de cualquiera».
Uno de los espacios que tienen restringido al cien por cien, ha señalado Fortes, son las Zonas Especiales de Protección de Aves (ZEPAS) en la época de cría.
Fuente: Agencia EFE