El sector agrícola, un sector estratégico entre amenazas y oportunidades

Durante siglos la agricultura ha sido el motor de la economía española, aunque ha perdido peso en la economía debido a la modernización y crecimiento de los sectores industrial y servicios, pero bien es cierto que la producción agrícola no ha dejado de crecer, superando en 2019 los 26.179 millones de €.

En cuanto a la posición con los demás países encontramos que España es el país con mayor proporción de PIB agrario de la Unión Europea.

Fuente: Agregados de las Cuentas Nacionales por ramas de actividad, Eurostat. (El futuro del sector agrícola español. PwC y AEPLA).
VAB: Diferencia entre el valor de la producción y los consumos intermedios utilizados para alcanzar esa producción.

Como puede observarse en la tabla, España es el país que registra un porcentaje del PIB procedente del sector agrícola más elevado, superando en 1,3% la media de los 28 países que forman la Unión Europea.

En cuanto al empleo, aunque el número de empleados decrece debido en gran parte a la industrialización y automatización de los procesos que se realizan sobre las explotaciones, el número de trabajadores es 749.700, lo que supone un 4% de la población activa, siendo el cuarto país de la Unión Europea, por detrás de Rumanía, Polonia e Italia.

Además, la importancia en la economía de la agricultura es mayor que el estrechamente relacionado con su propia actividad, ya que su influencia es clave en otras actividades como las industrias de transformación de alimentos y las industrias de producción de distintos útiles necesarios para la ejecución de los procesos que permiten una producción eficiente. Integrándose dentro del Sistema Agroalimentario que supone un 10,6% del PIB nacional y un 14,2% al empleo del país.

En cuanto a las exportaciones, España es el primer país exportador de productos hortofrutícolas frescos, aprovechando sus condiciones climatológicas, especialmente las horas de sol y temperatura, que constituyen su mayor ventaja competitiva.

El volumen de exportaciones agrícolas es de 17.400 millones de euros, un 6,2% de las exportaciones totales españolas, por encima del sector textil, siendo el principal destino países como Alemania, Francia y Reino Unido. España produce un 44% de aceite de oliva y el 24% de las aceitunas de mesa.

Fuente: DataComex, datos procedentes de Eurostat. (El futuro del sector agrícola español. PwC y AEPLA).

La agricultura constituye un sector estratégico, que aporta un gran valor económico, social, territorial y medioambiental. En 2017, el sector agrario empleó sólo de forma directa a más de 749 mil personas, generando una producción vegetal de más de 25.300 M€ en ingresos. Con unas exportaciones agrícolas de 17.430 M€, contribuyó a mejorar la balanza comercial española en 6.555 M€.

Por otro lado, las principales importaciones agrícolas españolas se reparten entre cereales, frutas, plantas industriales y hortalizas. Procediendo más de la mitad de países de fuera de la Unión Europea como Brasil y Estados Unidos.

Durante las últimas semanas, en las que el estado de alarma debido a la pandemia del COVID-19 solo ha permitido mantener la actividad a sectores estratégicos, uno de ellos ha sido el sector agrícola. Gracias a la fortaleza de este sector en España, no hemos tenido ningún problema de desabastecimiento en los mercados y supermercados, garantizando nuestra alimentación durante el periodo de confinamiento, a diferencia de otros sectores como el del material sanitario, que estaba externalizado y concentrado fundamentalmente en China. Es en estos momentos en los que tenemos que saber valorar la importancia del sector agrícola español y ocuparnos y preocuparnos por su futuro.

Perspectivas futuras del sector

Para analizar el futuro del sector vamos a realizar un análisis DAFO donde citaremos las Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades del sector.

Debilidades:

El sector tiene una estructura empresarial donde hay poca coordinación entre los agentes implicados, complicando las negociaciones y la capacidad de adoptar las distintas innovaciones que surgen.

Es un sector dependiente en gran medida de las ayudas PAC, no siendo capaz de adoptar nuevos métodos de financiación.

Es un sector con una amplia media de edad, y el relevo generacional no está garantizado debido a la escasa valoración social de la que goza la profesión.

La competencia internacional, con unos menores costes de producción y por lo tanto precios más bajos crea incertidumbre sobre la rentabilidad de las explotaciones a medio-largo plazo.

Amenazas:

La escasez de I+D agrícola y la ausencia de investigación sobre este sector puede hacer que la rentabilidad de las explotaciones no evolucione al nivel de otros sectores. Además de no desarrollar mecanismos de defensa frente a nuevas plagas y enfermedades.

La globalización, permitiendo la entrada de nuevos competidores con menores costes de producción y, por lo tanto, mayores márgenes en la negociación que perjudique la fijación de precios por parte de los agricultores nacionales.

Fortalezas:

España posee unas condiciones climatológicas favorables para la práctica agrícola y una gran variedad climática para producir diferentes tipos de cultivos.

La producción agrícola cuenta con altos estándares de calidad y seguridad como consecuencia de la estricta normativa y los rigurosos controles de calidad a los que tienen que hacer frente los alimentos dentro de la Unión Europea

Oportunidades:

La creciente demanda global de alimentos, debido al aumento de población mundial, y la creciente producción de mercados emergentes hace que se ponga en valor la calidad de los productos españoles debido a los rigurosos controles de calidad a los que son sometidos.

La innovación tecnológica dotará al sector de nuevas herramientas para mejorar la productividad, eficiencia y competitividad, fomentando la inversión en I+D+I para generar nuevos productos, sirviendo de atracción para trabajadores jóvenes y formados.

Qué pueden aportar las nuevas tecnologías al sector primario español?

Un simple vistazo al análisis DAFO anterior nos permite saber en qué medida las nuevas tecnologías, especialmente IoT, Big-data, Inteligencia Artificial y BlockChain, pueden aportar soluciones.

La mejora de la comunicación de agricultores con agricultores, agricultores con clientes, agricultores con la administración y agricultores con su propia explotación puede redundar en mejoras en los precios de los productos, dado que podrían plantearse compraventas sin tantos intermediarios que se llevan todo el valor añadido. Si esta comunicación se hace utilizando métodos de intercambio de datos confiables, como blockchain, la confianza entre todos los elementos de la cadena de producción crecerá. La automatización de los procesos y de las tomas de decisiones basados en datos provenientes de sensores de todo tipo minimizará los costes de riego, productos fitosanitarios, etc., etc.  Todo esto es posible realizarlo a través del proyecto AGROTENTE una herramienta que, mediante una App móvil, una web y un conjunto de sensores instalados en cada explotación provee al agricultor de asesoramiento en la toma de decisiones respecto a su explotación (épocas de riego, aplicación de fitosanitarios, etc.), y además dentro de un proceso de compra de nuevas explotaciones conocer el estado de estas antes de la compra con información fiable y gracias a la tecnología blockchain, el sistema puede asegurar que la información no ha sido adulterada y que no va a sufrir ningún tipo de fraude.

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