El color se ha utilizado siempre como indicador del estado de maduración de la fruta. Una naranja que presente tonos verdosos nos indica que su estado de maduración no es el óptimo. Lo mismo ocurre con casi cualquier tipo de fruta.
Tradicionalmente, la apreciación y valoración del estado de maduración de la fruta la hacía el ojo experto del agricultor, sin ninguna ayuda tecnológica. Posteriormente, se han ido introduciendo algunos dispositivos electrónicos, como los colorímetros, que permiten realizar medidas del color, pero su coste es elevado.
Con la aparición de la electrónica modular y las posibilidades que ofrece el mundo de Internet de las Cosas, se ha abierto la posibilidad de emplear estos dispositivos electrónicos low-cost para la medida del color.
Este es el caso de GrapePrecision, que permite realizar medidas de color de frutas en el campo mediante la cámara Pi v2, con la que ha sido equipado este dispositivo.
Para poder conseguir estas medidas de color, y pasar de una imagen digital a una medida del color se ha calibrado esta cámara y, mediante software propio, se realiza una medida in-situ del color de la fruta, en este caso la uva.
En el caso de la uva, el color indica, junto a otros parámetros, el estado de maduración y el contenido de azúcares de la misma. Mediante las capacidades de comunicación de este dispositivo, las imágenes y las medidas de color realizadas pueden ser seguidas de forma remota desde donde se quiera (una bodega, por ejemplo) y, en el caso de contar con un número de medidas suficientes, se podrían analizar estos datos mediante técnicas de BigData y estudiar la evolución de la maduración de la uva en toda una zona geográfica y así determinar el momento óptimo de recolección.
Fuente: GrapePrecision