Los superordenadores de hoy, con tecnología de PC, consumen demasiada energía. Ahora el reto es aumentar la potencia, pero sobre todo, la eficiencia energética.
Mont Blanc, que así se llamará la criatura, es el nombre del proyecto dirigido por Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS). Su desarrollo se está llevando a cabo en los edificios consagrados a la investigación del Campus Nord de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Algunos vaticinan que este proyecto puede ser una seria amenaza a la supremacía tecnológica norteamericana y asiática en el campo de los ordenadores gigantes.
Allí, un equipo de científicos construye el que será el primer supercomputador del mundo basado en los teléfonos móviles. La idea es aprovechar la eficiencia energética de los smartphones y de las tablets -que la mayor parte del tiempo no están enchufados a la red eléctrica y funcionan sin sobrecalentarse- para aumentar la capacidad de cálculo sin disparar el gasto energético.
Las aplicaciones de estos aparatos gigantes, que en realidad son ordenadores normales interconectados, abarcan múltiples campos: desde la simulación del cuerpo humano hasta la comparación de genomas de distintas especies o el análisis para determinar la mejor colocación de molinos de viento en el mar teniendo en cuenta la interacción del viento, las olas o las turbulencias…
Àlex Ramírez, jefe de equipo del BSC y responsable del proyecto Mont Blanc destaca: «Este proyecto va a contribuir a que la supercomputación dé un gran salto«. Y en este campo, decir esto no es cualquier cosa. «La arquitectura de computación -prosigue- es el ámbito de la ingeniería que avanza más rápido; cada diez años su rendimiento se multiplica por mil«. Espectacular pero también preocupante, ya que, si no se crece también en eficiencia, los costes económicos se dispararán. Y en ello está el proyecto que se desarrolla en la UPC.
Creado en el 2005, el BSC-CNS cuenta con 350 investigadores y expertos en HPC (high performace computing), de los que un centenar son de fuera de España. Su director es el catedrático Mateo Valero y está gestionado por un consorcio formado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, la Conselleria de Economia i Coneixement y la UPC. En la construcción del megaordenador supereficiente del proyecto Mont Blanc se emplean 14,5 millones de euros. De estos, 8,1 millones proceden de fondos de la Unión Europea. Los trabajos comenzaron el pasado noviembre y se prevé que finalicen en septiembre del 2014. El resultado será un computador gigante de nueva generación unas diez veces más eficiente que los actualmente más desarrollados.
FUENTE: La Vanguardia