Esa fue la incógnita que se plantearon resolver un grupo de científicos de la revista Science. Según el estudio el sol nos envía 120.000 TW en forma de radiaciones solares, muy por encima de nuestras necesidades. Debido a la dispersión, la media anual es de 170 vatios por metro cuadrado, dependiendo de la situación geográfica. La idea es aprovechar el máximo de esa energía. La naturaleza lo hace a través de la fotosíntesis vegetal, pero los seres humanos, ante la ausencia de esta, hemos inventado las células fotovoltaicas.
En realidad, la comparación entre fotosíntesis y fotovoltaica no deja de ser bastante forzada, pues se trata de dos procesos muy diferentes. El artículo se centra en la eficiencia energética de estos dos métodos para captar las radiaciones solares. Aún así, una célula fotovoltaica transforma parte de esa luz solar en electrones (electricidad), mientras que la fotosíntesis hace que quede almacenada en compuestos orgánicos.
La eficiencia de una célula fotovoltaica de silicio como las que hay hoy en el mercado es de una media anual del 10%. Por su parte, la eficiencia de conversión de energía de las plantas de cultivo no supera el 1%, habiéndose registrado porcentajes del 3% en el caso de microalgas cultivadas en bioreactores.
Puede parecer que las fotovoltaicas ganan por goleada, pero hay muchos más aspectos a tener en cuenta, como la posibilidad de reproducción vegetal, cosa que de momento no pueden las células fotovoltaicas.
Sin duda alguna, la naturaleza es sabia, y prácticamente todo lo que sabemos, lo hemos aprendido de ella.
Fuente: El País
Dado el tiempo que llevan evolucionando los vegetales fotosintéticos, tal vez, la razón por la cuál no han incrementado la eficiencia de conversación sea una baja presión de selección.